
Los conquistadores y colonos españoles quedaron maravillados por la topografía de Guatemala, y decidieron construir sus principales ciudades al pie de enormes volcanes sin medir las consecuencias. Como resultado, la capital del Reino de Guatemala, Santiago de los Caballeros, fue destruida por deslaves, y varios terremotos, además de ser periódicamente afectada por inundaciones provocadas por el aumento del caudal del río Pensativo.
Luego de ser finalmente abandonada en 1778 después de los terremotos de Santa Marta de 1773 y la subsiguiente epidemia de tifo, la otrora majestuosa ciudad fue presa de la rapiña y abandono y se convirtió en una simple villa con escasos habitantes. A pesar de ello, sus magníficos edificios todavía tenían vestigios de lo que alguna vez fueron.
Pero el 3 de septiembre de 1874, muchos de ellos fueron arruinados completamente por lo que el periódico estadounidense The New York Times, el terremoto más devastador de los que se registraron en ese año en todo el mundo. No solamente se destruyó lo que quedaba de los edificios en Antigua Guatemala, sino que borró del mapa los poblados de Parramos y de San Miguel Dueñas,e incluso hubo bandas de forajidos armados con cuchillos y otras armas punzocortantes que intentaron asaltar a los damnificados y robarles lo poco que les quedaba; afortunadamente. Eran los tiempos del gobierno de J. Rufino Barrios, y las bandas fueron capturadas por la policía del gobierno y ejecutadas sumariamente.
Los sismos se iniciaron en agosto, pero nadie les puso atención pues la población estaba acostumbrada a que temblara con cierta frecuencia; es más, no impidieron que se celebrara una gran gala en honor al enlace matrimonial del presidente Barrios con su joven esposa, la entonces adolescente Francisca Aparicio.
Los poblados afectados aparte de Antigua Guatemala, Dueñas, Parramos y Patzicía, fueron Jocotenango, San Pedro Sacatepéquez, Ciudad Vieja y Amatitlán. De hecho, hubo ciento dieciséis muertos y ochenta y cinco heridos en Patzicía, que fue el epicentro del terremoto. Por su parte, en Parramos se reportaron cerca de doscientos fallecidos, ya que dos ríos que bajan de los volcanes cercanos se salieron de sus cauces y arrastraron varias chozas que estaban a las orillas de los mismos, matando a veinte de sus ocupantes.
BIBLIOGRAFIA:
- Conkling, Alfred R. (1884). Appleton’s guide to Mexico, including a chapter on Guatemala, and a complete English-Spanish vocabulary (en inglés). Nueva York: D. Appleton and Company.
- Bolt, Bruce A. (1981). Terremotos. Serie Reverté ciencias y sociedad. Reverté. p. 43. ISBN 9788429146028.
- Gobierno de Guatemala (1883). Leyes emitidas por el gobierno democrático de la República de Guatemala y por la Asamblea Nacional Legislativa de 1881 a 1883 3. Guatemala: Tipografía El Progreso. p. 243.
- Rodríguez Girón, Zoila; Flores, José Alejandro; Garnica, Marlen (1995). «El real palacio de Antigua Guatemala: arqueología y propuesta de rehabilitación». En Laporte, L.P; Escobedo, H. Simposio de investigaciones arqueológicas en Guatemala (Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología, versión digital). Archivado desde el original el 14 de septiembre de 2011.
- Rose, William Ingersol (s.f.). Natural Hazards in El Salvador. Geological Society of America. p. 394.
- The New York Times (20 de diciembre de 1874). «Earthquakes. A record of the shocks in 1874-the thirty days of terror in Guatemala». The New York Times (en inglés) (Nueva York, Estados Unidos). Archivado desde el original el 7 de diciembre de 2015.