
Al igual que como estaba ocurriendo en España con el régimen de Fernando VII y en el resto de las naciones americanas, los criollos liberales centroamericanos estaban tratando por todos los medios de restringir los privilegios del clero, que hasta ese momento era el ente más poderoso de la sociedad. Tras la separación de Centroamérica del efímero Primer Imperio Mexicano, la fuerza de los liberales se hizo sentir en la Asamblea Constituyente que convocó Vicente Filísola antes de regresar a México en 1823.
La Asamblea llamó a la región Provincias Unidas del Centro de América en lo que se promulgaba la constitución con el nombre definitivo, y emitió varios decretos intentando limitar el poder del clero, entre ellos el siguiente:
DECRETO DEL CONGRESO CONSTITUYENTE DE 29 DE OCTUBRE DE 1824
Prohibiendo la publicación de pastorales o edictos, sin el pase del gobierno civil
- No podrán expedirse ni circularse las pastorales, edictos y cualesquiera otras circulares del gobierno eclesiástico, sin que hayan obtenido el pase del jefe del estado; que deberá darlo ó negarlo en los mismos casos en que por las leyes vigentes debia darse dicho pase, ó mandarse retener, las bulas pontificias.
- Para dar ó negar el pase procederá el jefe con consulta del consejo representativo; y mientras éste no se halle instalado, con la del congreso.
Los criollos aristócratas y los religiosos fueron pacientes con estas medidas, hasta que llegó el momento en que sus intereses económicos fueron afectados cuando se restringió la edad para ingresar a los conventos y monasterios. En ese momento, se alzaron contra el gobierno de Juan Barrundia, sustituyéndolo por Mariano de Aycinena, el líder de esa familia aristocrática, y aliándose con el presidente Manuel José Arce, quien había sido liberal hasta entonces.
Estas pugnas por los aspectos religiosos y la injerencia de la Iglesia en los asuntos de estado se prolongó durante todo el siglo XIX y parte del XX, al punto que los religiosos regulares fueron expulsados del país en 1829, y luego nuevamente en 1871 y 1872. Igual suerte corrieron los arzobispos (líderes del clero secular) quienes fueron expulsados junto con las órdenes regulares en las fechas indicadas, y también en 1887 y 1922.
La Iglesia recuperó parte de su antigua prosperidad y privilegios en Guatemala hasta que el arzobispo Mariano Rossell y Arellano se alió con los Estados Unidos para derrocar al gobierno del coronel Jacobo Arbenz Guzmán en 1954. Pero poco después, ocurrió un cisma entre los religiosos y las élites económicas cuando el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín de 1968 promulgaron la “Teología de la Liberación” que considera que el Evangelio exige la opción preferencial por los pobres y recurre a las ciencias humanas y sociales lograrlo. Esta nueva orientación social de la Iglesia no fue bien vista por sus antiguos aliados, que abrazaron los cultos protestantes o los movimientos más radicales de la Iglesia Católica, específicamente el Opus Dei.
BIBLIOGRAFIA:
- Barillas, Manuel Lisandro. Mensaje presentado a la Asamblea Nacional Constituyente por el ciudadano Manuel Lisandro Barillas, general de división y presidente de la República de Guatemala, el día 1 de octubre de 1887. Guatemala: La Unión.
- Hernández de León, Federico (1930). El Libro de las Efemérides. Guatemala: Tipografía Sánchez y de Guisse.
- Macías del Real, A. (1897). «El Arzobispo Ricardo Casanova y Estrada». La Ilustración Guatemalteca (Guatemala: Síguere, Guirola y Cía) I (17).
- Pineda de Mont, Manuel (1869). Recopilación de las leyes de Guatemala, 1821-1869 I. Guatemala: Imprenta de la Paz en el Palacio.
- — (1871). Recopilación de las leyes de Guatemala, 1870 II. Guatemala: Imprenta de la Paz en el Palacio.
- — (1872). Recopilación de las leyes de Guatemala, 1871 III. Guatemala: Imprenta de la Paz en el Palacio.