Mi Hijo Tiene Movimientos Involuntarios Cuando Duerme
Elvira Olguin
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Las mioclonías son contracciones musculares bruscas, de breve duración y de aparición esporádica, que pueden presentarse en algunos niños durante las horas de sueño. Suelen ser benignas y no afectan la salud de los pequeños. Las mioclonías del sueño en los niños son un trastorno benigno caracterizado por movimientos involuntarios de las extremidades que, por lo general, se presentan mientras el niño duerme. Este tipo de convulsiones suelen ser bruscas, irregulares, ocasionales y de corta duración,
- Generalmente, suelen presentarse en las primeras semanas de vida del bebé y no duran más allá de los siete meses.
- No obstante, se han reportado casos de niños mayores que las padecen.
- Conforme va pasando el tiempo se hacen más esporádicas hasta que desaparecen por completo.
- A pesar de los estudios que se han realizado para determinar por qué se producen las mioclonías del sueño en los niños, aún se desconocen sus causas.
También existe la teoría de que hay una relación de carácter genético, Asimismo, se ha determinado que se produce en el sistema nervioso central, pero no tienen un fundamento patológico.
Contents
- 1 ¿Por qué mi hijo de 3 años se mueve mucho cuando duerme?
- 2 ¿Cómo saber si mi hijo tiene un trastorno del sueño?
- 3 ¿Cómo evitar movimientos involuntarios al dormir?
- 4 ¿Por qué mi hijo de 2 años brinca cuando duerme?
- 5 ¿Qué es el síndrome de las piernas inquietas en niños?
- 6 ¿Qué es un niño con TDAH?
¿Qué significan los movimientos involuntarios al dormir?
Batalla por el control – Los espasmos mioclónicos no son esto. Son más comunes en los niños, cuando los sueños son sencillos y no reflejan lo que sucede en el mundo de los sueños. Si una persona sueña que va en bicicleta, no moverá las piernas en círculos.
- Los espasmos mioclónicos parecen ser una señal de que el sistema motriz aún puede ejercer control sobre el cuerpo mientras la parálisis del sueño se va apropiando del cuerpo.
- Fuente de la imagen, Thinkstock Pie de foto, Observar que los ojos de una persona dormida se mueven es la señal más clara de que está soñando.
En vez de tener un interruptor de “despierto-dormido” (como el de las luces que se encienden y se apagan), tenemos dos sistemas balanceados y opuestos que cada día hacen un pulso para controlar al otro. En el cerebro, debajo de la corteza (la parte más evolucionada del cerebro humano) se encuentra uno de estos sistemas: una red de células nerviosas llamada sistema de activación reticular.
- Está ubicada entre las áreas del cerebro que controlan los procesos fisiológicos básicos, como la respiración.
- Cuando el sistema de activación reticular está funcionando a pleno rendimiento nos sentimos alertas e inquietos, quiere decir que estamos despiertos.
- Su opuesto es el núcleo ventrolateral preóptico: “ventrolateral” significa que está debajo y cerca del borde del cerebro, “preóptico” quiere decir que está justo detrás de donde se cruzan los nervios oculares.
Nosotros lo llamamos VLPO (por sus siglas en inglés). Y este sistema controla la somnolencia y se cree que su ubicación, detrás de los ojos, es para recoger la información sobre el principio y final de los ciclos de luz, lo que influye en los ciclos de sueño.
- A medida que la mente se va rindiendo en su tarea de interpretar el mundo externo y comienza a generar su propio entretenimiento, la lucha entre el sistema de activación reticular y el VLPO favorece a este último.
- La parálisis del sueño se hace presente.
- No está del todo claro lo que sucede a continuación, pero parece que la lucha por el control del sistema motriz aun no termina.
Son pocas las batallas que se ganan en una sola acción. Mientras la parálisis de sueño se va produciendo, lo que queda de la energía diurna estalla en movimientos que parecen ser aleatorios. En otras palabras, los espasmos mioclónicos son el último intento de control por parte del sistema motriz diurno.
Algunas personas aseguran que estos espasmos les ocurren cuando sueñan que caen o tropiezan. Este hecho es un ejemplo de un extraño fenómeno conocido como incorporación al sueño, y sucede cuando algo externo, como un reloj despertador, se mete en el sueño. Cuando esto sucede podemos observar la increíble capacidad de la mente de generar historias verosímiles.
En los sueños, el área del cerebro encargada de la planificación y previsión está suprimida. Esto le da rienda suelta a la mente para que reaccione de forma creativa por donde sea que esté deambulando; muy parecido a la forma que un músico de jazz improvisa ante las respuestas de sus colegas, inspirado por la melodía que están tocando.
Cuando los espasmos mioclónicos se escapan durante la lucha entre la vigilia y el sueño, la mente pasa por su propia transición. En el mundo real tenemos que darle sentido a los eventos externos. En los sueños, la mente trata de darle sentido a su propia actividad interna y, por lo tanto, soñamos. Pese a que en el proceso de quedarnos dormidos se corre un velo sobre el mundo exterior, claramente los espasmos están lo suficientemente cerca del mundo real (dado que son movimientos de nuestro cuerpo) como para atraer la atención de la conciencia dormida.
En consecuencia, son incorporados al mundo de alucinaciones nocturnas que forman nuestros sueños. Existe una simetría agradable entre los dos tipos de movimientos que hacemos al dormir. Los movimientos oculares rápidos son los rastros de los sueños que pueden verse en el mundo real.
¿Por qué mi hijo de 3 años se mueve mucho cuando duerme?
¿Por qué los niños se mueven nerviosamente? Por Revisado por el experto
Los niños son inquietos por una razón. Lo hacen porque los ayuda a tranquilizarse. A menos que se estén lastimando ellos mismos o a otro niño, déjelos que lo sigan haciendo todo el tiempo que necesiten moverse.
A veces la manera que expresan su inquietud es perjudicial, como cuando se muerden las uñas. Busque un comportamiento que siga ayudando a los niños a liberar su nerviosismo pero que no los lastime.
A veces los niños necesitan un objeto antiestrés para dejar de moverse. Artículos como una pelota para apretar, plastilina, bandas elásticas o incluso una goma de mascar pueden proporcionar el movimiento y la sensación que los niños necesitan, sin molestar a los demás.
Los niños que son inquietos puede que necesiten una vía de escape para liberar el exceso de energía. Haga que tomen descansos breves de lo que están haciendo para moverse. Esto puede reducir el estrés y la frustración y mejorar la concentración cuando regresen a lo que estaban haciendo.
Cuando los niños se mueven constantemente y están retorciéndose, golpeteando y tocando cosas, tal vez usted se pregunte por qué es tan difícil para ellos estar calmados y no moverse todo el tiempo. Moverse nerviosamente es una manera de lidiar con la sensación de inquietud o aburrimiento.
- Los niños que se mueven mucho generalmente no lo hacen a propósito.
- Moverse así puede ayudarlos a mantenerse enfocados cuando no están interesados en algo, como durante una clase o reunión larga.
- O puede ayudar a los niños a manejar otras distracciones, de tal manera que puedan concentrarse en algo que les interesa.
Hay muchas razones por las que los niños se mueven mucho. A veces es por aburrimiento. Pero las causas comunes incluyen ansiedad, estrés, hiperactividad y problemas de atención. Los niños con TDAH a menudo se mueven nerviosamente. No hay muchos estudios acerca de los movimientos nerviosos.
- Sin embargo, sugiere que es la manera en que el cuerpo humano intenta mantener la concentración.
- Otro estudio sugiere que simplemente es señal de una mente errante.
- Moverse constantemente no significa necesariamente que haya un problema.
- Pero puede crear problemas si molesta a otras personas.
- Amanda Morin es la autora de “The Everything Parent’s Guide to Special Education” y fue la directora de liderazgo intelectual en Understood.
Ayudó a desarrollar Understood desde su inicio en calidad de experta y escritora. Ellen Braaten (PhD) es la directora del programa Learning and Emotional Assessment y codirectora de Clay Center for Young Healthy Minds, ambos en Massachusetts General Hospital.
¿Cómo saber si mi hijo tiene un trastorno del sueño?
¿Cuándo se considera que existe un trastorno del sueño? – Los problemas del sueño son patrones de sueño que son insatisfactorios para los padres, el niño o el pediatra. No todos los problemas del sueño son anormales ni todos precisan tratamiento. Los trastornos del sueño, por el contrario, se definen como una alteracion real (no una variación) de una función fisiológica que controla el sueño y opera durante el mismo.
Presenta dificultad para conciliar o mantener el sueño o bien sufre múltiples despertares. Presenta eventos raros durante la noche: sonambulismo, ronquidos, movimientos repetitivos. Presenta alteraciones del humor, dificultad para concentrarse, somnolencia durante el día, cansancio físico y mental o un estado de tensión y ansiedad. El problema de sueño está afectando la relación padres-hijo, la relación de toda la familia o sus relaciones sociales y escolares.
Lo más importante es reconocer que hay un trastorno del sueño para poder empezar cuanto antes a resolverlo. ¿Dónde puedo encontrar más información? Artículo publicado el 16-3-2015, revisado por última vez el 24-10-2019
¿Qué enfermedad es cuando haces movimientos involuntarios?
Descripción general – El término “trastornos del movimiento” se refiere a un grupo de afecciones del sistema nervioso (afecciones neurológicas) que provocan una mayor cantidad de movimientos o movimientos lentos o reducidos. Estos movimientos pueden ser voluntarios o involuntarios. Estos son tipos frecuentes de trastornos del movimiento:
Ataxia. Este trastorno del movimiento afecta la parte del cerebro que controla los movimientos coordinados. La ataxia puede provocar movimientos descoordinados o torpes que afectan el equilibrio, el habla o las extremidades, y otros síntomas. La ataxia tiene diversas causas; entre ellas, se encuentran los trastornos degenerativos y genéticos. La ataxia también puede producirse a causa de una infección u otra afección que se puede tratar. Distonía cervical. En la distonía cervical, los músculos del cuello se contraen de forma involuntaria y provocan que la cabeza se tuerza hacia uno de los lados o se incline hacia adelante o hacia atrás. Es posible que se produzcan temblores. Corea. La corea se caracteriza por provocar movimientos involuntarios repetitivos, breves, irregulares y algo acelerados. Por lo general, estos movimientos comprenden el rostro, la boca, el tronco y las extremidades. La corea puede parecerse a los movimientos nerviosos exagerados. Distonía. Esta afección provoca contracciones musculares involuntarias y sostenidas con movimientos de torsión repetitivos. La distonía puede afectar a todo el cuerpo o a una sola parte del cuerpo. Trastorno funcional del movimiento. Si bien esta afección puede parecerse a cualquier trastorno del movimiento, el trastorno funcional del movimiento no se origina debido a una enfermedad neurológica y se puede tratar. Enfermedad de Huntington. Se trata de una enfermedad hereditaria y progresiva que puede confirmarse tras una prueba genética. La enfermedad de Huntington tiene tres características: movimientos descontrolados, problemas cognitivos y enfermedades psiquiátricas. Atrofia multisistémica. Este trastorno neurológico poco frecuente afecta diversos sistemas del cerebro y empeora progresivamente. La atrofia multisistémica causa un trastorno del movimiento, como la ataxia o el parkinsonismo. También puede causar presión arterial baja, pérdida del control de la vejiga y actuación física de los sueños. Mioclono. Esta afección provoca espasmos musculares sumamente rápidos. Enfermedad de Parkinson. Esta enfermedad de progresión lenta provoca temblores, rigidez muscular, movimientos lentos o reducidos o pérdida del equilibrio. También puede provocar otros síntomas que no están relacionados con el movimiento, como reducción del sentido del olfato, estreñimiento, actuación física de los sueños y deterioro de la cognición. Parkinsonismo. Parkinsonismo es el término general para la lentitud de los movimientos en combinación con rigidez, temblores y pérdida del equilibrio. Existen muchas causas diferentes. La enfermedad de Parkinson y determinados medicamentos inhibidores de dopamina son las causas más comunes. Otras de las causas son los trastornos neurodegenerativos, como la atrofia multisistémica y la parálisis supranuclear progresiva. Un accidente cerebrovascular o traumatismos craneales reiterados también pueden provocar parkinsonismo. Parálisis supranuclear progresiva. Se trata de un trastorno neurológico poco frecuente que causa problemas para caminar, mantener el equilibrio y mover los ojos. A veces puede parecerse a la enfermedad de Parkinson, pero es una afección distinta. Síndrome de las piernas inquietas. Este trastorno del movimiento causa sensaciones desagradables en las piernas cuando estás relajado o recostado, que suelen aliviarse con el movimiento. Discinesia tardía. Se trata de una afección neurológica provocada por el uso prolongado de determinados medicamentos que sirven para tratar trastornos psiquiátricos, denominados medicamentos neurolépticos. La discinesia tardía provoca movimientos repetitivos e involuntarios, como gesticular, pestañear y demás. Síndrome de Tourette. Se trata de una afección neurológica que se manifiesta entre la niñez y la adolescencia, y se asocia a movimientos y sonidos vocales repetitivos. Temblores. Este trastorno del movimiento provoca la agitación rítmica de las partes del cuerpo, como las manos, la cabeza u otras partes corporales. El tipo más frecuente es el temblor hereditario. Enfermedad de Wilson. Se trata de un trastorno hereditario poco frecuente que provoca la acumulación de una cantidad excesiva de cobre en el cuerpo, lo que genera problemas neurológicos, distonía, temblores, parkinsonismo y ataxia.
¿Cómo evitar movimientos involuntarios al dormir?
¿Cómo podemos evitar los espasmos al dormir? – Te dejamos una serie de recomendaciones para evitar estos espasmos al dormir:
Evitar el consumo excesivo de café o bebidas con cafeína, así como de tabaco y otras sustancias estimulantes o energéticas. Realizar actividad física moderada regularmente sin que llegue a ser extenuante. Mantener horarios regulares de sueño que garanticen el descanso para prevenir un sueño insuficiente. Procurar llevar una alimentación balanceada. Incorporar estrategias para manejo del estrés como ejercicios de respiración o de relajación, en especial, antes de ir a la cama.
¿Por qué mi hijo de 2 años brinca cuando duerme?
¿Cuál es la causa? – No se sabe por qué se producen estos movimientos. Se cree que los realizan para relajarse, como una ayuda para quedarse dormidos. También podría tratarse de una conducta aprendida en la que el niño reproduce los movimientos que hacen los padres, meciéndolo, acunándolo.
¿Qué son los terrores nocturnos en niños?
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo? – Los terrores nocturnos pueden ser sumamente alarmantes para los padres, quienes se sienten inútiles cuando intentan consolar a su hijo. La mejor manera de manejar un terror nocturno es esperar con paciencia y asegurarse de que su hijo no se lastime si se mueve.
- Los niños suelen calmarse y volver a dormir solos en unos minutos.
- Es conveniente no intentar despertar a los niños durante un terror nocturno.
- Esto no suele funcionar y los niños que se despiertan probablemente estén desorientados y confundidos, y les lleva más tiempo calmarse y volver a dormirse.
- No existe un tratamiento para los terrores nocturnos, pero es posible ayudar a prevenirlos.
Intente lo siguiente:
reducir el estrés de su hijo crear una rutina a la hora de acostarse para dormir que sea sencilla y relajante asegurarse de que su hijo descanse lo suficiente ayudar a su hijo a no estar excesivamente cansado no permitir que su hijo se quede despierto hasta muy tarde
Si su hijo tiene terrores nocturnos a la misma hora todas las noches, puede intentar despertarlo entre 15 y 30 minutos antes para ver si esto permite evitarlos. Comprender los terrores nocturnos puede aliviar sus preocupaciones y ayudarlo a dormir bien. Pero si los terrores nocturnos son reiterados, hable con su médico para saber si es necesario acudir a un especialista.
¿Qué es el síndrome de las piernas inquietas en niños?
Necesidad imperiosa de mover las piernas, usualmente acompañada de una sensación de disconfort o malestar en éstas. Los síntomas empeoran al sentarse o tumbarse. Los síntomas mejoran algo con el movimiento de las piernas. Los síntomas son peores durante la tarde o noche que durante la mañana.
¿Cómo saber si mi hijo tiene narcolepsia?
Características de la narcolepsia infantil La narcolepsia consiste en accesos irresistibles de somnolencia diurna, tres síntomas que implican la intrusión de elementos del sueño REM ( rapid eye movement ) en momentos atípicos (cataplejía, parálisis del sueño y alucinaciones hipnagógicas/hipnopómpicas) y fragmentación del sueño,
- Los síntomas de narcolepsia pueden tener características distintas en los niños,
- Esto unido a la poca información que a veces se tiene de la narcolepsia, hace aún más difícil el diagnóstico en estas edades,
- A continuación se exponen algunas diferencias en la manifestación de los síntomas típicos de la narcolepsia en los niños,
Te recomiendo la lectura previa de otra entrada sobre narcolepsia,1.Somnolencia diurna excesiva. En los niños, a diferencia de los adultos, puede ocurrir que los “ataques de sueño” no sean breves y reparadores, El niño puede quedarse con una sensación de “borrachera de sueño” que dificulta el que vuelva a sus tareas.
Incluso pueden darse “despertares confusionales” donde el niño se muestra poco orientado. La somnolencia puede producir también durante el día un déficit de atención que lleve incluso a un diagnóstico erróneo de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). El niño puede pasarlo bastante mal con esta somnolencia porque a veces no es capaz de explicar bien lo que le pasa (ej.
puede ser mal etiquetado de vago) y los adultos no se dan cuenta de que algo no va bien hasta que aparece la cataplejía. La somnolencia excesiva, que es el primer síntoma en aparecer, es un síntoma bastante inespecífico que puede deberse a otras causas,
Pueden producir somnolencia la falta de sueño, otros trastornos del sueño (ej. la apnea del sueño, el síndrome de retraso de fase, etc), o la existencia de problemas del estado de ánimo como, por ejemplo, una depresión. Si la somnolencia se debe a una apnea u otro trastorno respiratorio durante el sueño suele haber ronquidos y momentos de cese/limitación de la respiración,
El síndrome de retraso de fase tiene que ver con la ritmicidad circadiana, es más habitual en la adolescencia y produce dificultades para conciliar el sueño en las horas deseadas lo que lleva a desorganización del horario de sueño y privación de sueño con somnolencia diurna.2.
Cataplejía, Es la pérdida brusca del tono muscular en ambas mitades del cuerpo (de forma parcial o total) desencadenada por emociones como en los adultos (ej. enfado, risa, llanto etc.). Los episodios duran de segundos a minutos. Afecta hasta un 75% de los niños. En niños la cataplejía puede mostrarse sólo en la cara (y no en todo el cuerpo) como debilidad facial, con apertura de la boca, protrusión de lengua y caída de parpados,
Esto hace que se la pueda confundir con somnolencia y que a veces la propia cataplejía sea difícil de identificar. En otros episodios, la debilidad empieza en la cara pero luego s e extiende al tronco y las extremidades, cayendo el niño al suelo, A veces, la cataplejía se acompaña de movimientos motores estereotipados, que pueden llevar a confundirla con un ataque epiléptico,
- A diferencia de los ataques epilépticos no hay pérdida de conciencia y los episodios son producidos por emociones bruscas.
- Estos movimientos suelen desaparecer a medida que progresa la enfermedad.3.
- Parálisis de sueño,
- Alude a la incapacidad para moverse o hablar durante el inicio del sueño o al despertarse, mientras uno está consciente y puede mover los ojos (dura pocos segundos o minutos).
Es menos frecuente en la narcolepsia infantil que en la adulta. Pero también sucede que el niño no sabe describir la parálisis de sueño,4. Alucinaciones hipnagógicas e hipnopómpicas. Son imágenes vívidas, que pueden acompañarse de sonidos y sensaciones, en los momentos de transición vigilia-sueño (hipnagógica), o antes de despertar (hipnopómpica),
Son más frecuentes que la parálisis del sueño, afectando aproximadamente al 30-60% de los niños. El niño puede tener dificultades para distinguirlas de sueños o su propia imaginación, Y también sucede que los adultos no informados de estos fenómenos pueden ser incapaces de deducir su presencia del relato del niño,
Si las manifestaciones de la narcolepsia se acompañan de depresión y estas alucinaciones no se reconocen como lo que son, existe el riesgo de diagnósticar al niño con un trastorno mental que no tiene (ej. esquizofrenia).5. Fragmentación del sueño, La existencia de un sueño de baja calidad afecta a los niños incluso más que a los adultos,
- La gran mayoría de los padres (casi el 90%) informan de que la calidad del sueño de sus hijos no es buena.
- Además de la presencia de un sueño ligero con numerosos despertares, son habituales los sueños vívidos y pesadillas,
- La narcolepsia se diagnostica en la infancia sólo en un 5% de los casos, pero muchos adultos con esta enfermedad cuentan que ya de niños sentían somnolencia excesiva.
Mientras en adultos se calcula que la narcolepsia afecta a un porcentaje de un 0,01-0,05% de la población apenas existen datos de su incidencia en niños o adolescentes, El problema afecta de forma importante la calidad de vida del niño pudiendo producir bajo rendimiento escolar, problemas de conducta, irritabilidad, síntomas de depresión, y baja autoestima (sentimientos de inseguridad o inferioridad).
- En un 25% de los niños con narcolepsia se observa trastorno alimentario nocturno que puede llevar a sobrepeso y pubertad precoz.
- Causas de la narcolepsia Como se vio en la entrada previa de narcolepsia, según la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño ( International Classification of Sleep Dirsorders, ICSD-3 ) de la American Academy of Sleep Medicine en el año 2014, existen dos tipos de narcolepsia, la narcolepsia tipo I o con cataplejía y la narcolepsia tipo II o sin cataplejía,
A veces, la narcolepsia tipo II acaba convirtiéndose en tipo I pues la cataplejía puede aparecer desde el principio, junto a la somnolencia excesiva, o años después. Para su diagnóstico, que a veces es complejo, se usa polisomnografía (estudio del sueño nocturno), y diversas pruebas complementarias si hace falta: Test de Latencias Múltiples de Sueño (TLMS), análisis de la concentración de hipocretina-1 en el líquido cefalorraquídeo y determinación del alelo HLA-DQ para DQB1*0602 (véase diagnóstico de la narcolepsia ) Tanto la narcolepsia tipo I como la II son idiopáticas, es decir, no se deben a ninguna enfermedad médica conocida ni al consumo de sustancias,
La narcolepsia secundaria (consecuencia de lesiones cerebrales, tumores, etc. que afectan al área hipotalámica) se da en un porcentaje pequeño de los niños. En estos casos el inicio es más precoz, la cataplejía muy importante y, a veces, casi continúa. Al igual que en adultos, aunque la causa de la narcolepsia no se conoce, se ha observado que los síntomas de la narcolepsia con cataplejía se deben a la pérdida de neuronas que segregan hipocretina-1 del hipotálamo lateral,
La destrucción de estas neuronas podría deberse a un proceso autoinmune relacionado con el HLA-DQB1*06:02 (antígeno leucocitario humano). La gran mayoría de niños con narcolepsia tiene este alelo (aproximadamente el 90%) pero también está presente en un 24% de personas sanas.
Este proceso autoinmune a veces se desencadena por factores ambientales relacionados con el estrés (ej. en el colegio, la familia, etc), cambio en los hábitos de sueño, o enfermedades infecciosas (procesos gripales o febriles de origen desconocido, o ciertas vacunas, por ejemplo, algunas vacunas contra la influenza AH1N1).
El proceso autoinmune dañaría las neuronas productoras de hipocretina en niños con predisposición genética. Tratamiento en niños El tratamiento de la narcolepsia se debe enfocar de forma multidisciplinar, Además, es clave que la familia, profesores y el propio niño, en función de su edad, dispongan de suficiente información sobre el problema,
Farmacoterapia A diferencia de los adultos, hasta hace un año no existían tratamientos farmacológicos aprobados para el manejo de la narcolepsia en menores de 16 años ( F ood and Drug Administration-FDA, European Medicines Agency-EMA, Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios-AEMPS). A pesar de ello venían usándose distintos fármacos en función de la experiencia clínica acumulada.
Para la somnolencia excesiva estimulantes como las anfetaminas y el metilfenidato, que se usan también en el tratamiento del TDAH en niños mayores de 6 años, o el modafinilo, Para la cataplejía antidepresivos clásicos (clomipramina,e imipramina) que suprimen REM, o antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina y otros neurotransmisores (ej.
- Venlafaxina) que a veces son mejor tolerados.
- En octubre del 2018 la Food and Drug Administration-FDA aprobó el oxibato sódico para el tratamiento de la mayoría de los síntomas en niños pero como todos los compuestos anteriores también tiene efectos secundarios (náuseas, vómitos, cefalea, enuresis, debilidad, pérdida de peso, agravamiento de ronquido/apneas y sonambulismo).
Otras posibilidades (ej. inmunoglobulina intravenosa dada la supuesta implicación de un mecanismo autoinmune) están bajo estudio. En cada caso hay que valorar la situación del menor y optar por la decisión con más ventajas y menos inconvenientes por parte de un profesional especializado en trastornos del sueño y con experiencia en el uso de este tipo de sustancias.
Permitir que el niño duerma un número suficiente de horas cada noche, La duración óptima del sueño varía con la edad y también hay diferencias individuales. Por ejemplo, en niños pequeños podemos estar hablando mínimo de 9-10 horas y en niños más mayores o adolescentes de 8-9 horas. Hay que observar el efecto en cada caso hasta dar con la duración y horario óptimos.
Mantener un horario de sueño regular es imprescindible para una buena sincronización del ritmo sueño-vigilia.
La existencia de ciertas rutinas previas al sueño sirven para “anunciar” al organismo que se acerca la hora de dormir, Las rutinas pueden cobrar aún más importancia en los más pequeños.
Evitar los dispositivos con luz (ej. tablets) cerca de la hora de acostarse.
Cuidar que el ambiente facilite el sueño (sin luz, ruidos, con una temperatura adecuada, etc.).
El consumo de alcohol y drogas ilegales va a tener efectos especialmente negativos en los chicos con narcolepsia.
De especial relevancia es la práctica de algún deporte (mejor al aire libre, ya que la luz es un estimulador natural) que además de fomentar la alerta facilita la socialización con otros niños. Cerca de la hora de dormir no debe realizarse ejercicio intenso pero si en otros momentos del día.
Programación de siestas diurnas. Una de las estrategias más eficaces para reducir la somnolencia y también otros síntomas. Algunos estudios con preadolescentes y adolescentes recomiendan 2 siestas de corta duración (15-20 min), por ejemplo, a media mañana y después de comer.
Terapia cognitivo-conductual centrada en el sueño para optimizar la calidad de sueño, si la higiene del sueño no ha sido suficiente. Incluye ciertas recomendaciones conductuales, combinadas con relajación y un cambio en ciertas actitudes y pensamientos en relación al sueño.
Mejora del control emocional para ayudar al niño a reconocer y expresar sus emociones de un modo más saludable, Así como, identificar las situaciones de riesgo de ataques de sueño y cataplejía para intentar reducirlas en lo posible. La adolescencia puede ser un período “convulso” a nivel emocional donde además se asuman ciertos comportamientos de riesgo (ej. conducir motocicletas). Aprender a conocerse, a respetar los límites y a encontrar formas alternativas de expresión es clave en este período.
Mejora de las estrategias para abordar las tareas académicas, las relaciones sociales y trabajo con la autoestima,
Adaptaciones en el medio escolar. Es importante una colaboración estrecha entre padres y profesores que permita la adecuada adaptación del niño o adolescente con narcolepsia y optimice su rendimiento. A veces, son los docentes los primeros en notar la excesiva somnolencia del niño durante el día.
Evitar las clases monótonas con fuente de calor excesiva.
Poder trabajar en un lugar bien iluminado de forma natural.
Tener la posibilidad de salir de clase para afrontar mejor la somnolencia si está empezando a aumentar (ej. dar un paseo, echarse agua en la cara, tomar algo, etc.).
Tener la posibilidad de acceder a un lugar seguro en el centro para tomar una siesta breve.
Adaptar el horario de llegada al colegio, retrasándolo si es necesario.
Poder disponer de tiempo extra en los exámenes,
En la web de la Asociación Española de Narcolepsia se puede encontrar más información sobre adaptaciones pertinentes y cuestiones legales. El seguimiento individualizado es clave para determinar en cada caso las medidas que funcionan mejor, Comparte este contenido si te ha ayudado.
¿Qué es un niño con TDAH?
English (US) Imprimir Minus Páginas relacionadas Las personas con el TDAH pueden tener problemas para prestar atención, controlar conductas impulsivas (podrían actuar sin pensar en el resultado de sus acciones) o pueden ser demasiado activos. Aunque el TDAH no tiene cura, se puede controlar eficazmente y algunos síntomas pueden mejorar a medida que el niño va creciendo.
¿Cuáles son los trastornos del sueño más comunes en niños?
Texto completo Introducción Los trastornos del sueño son un motivo de consulta cada vez más frecuente en niños y adolescentes, tanto en atención primaria como en atención especializada. Gran parte de estos problemas se resuelven desde atención primaria.
- Los trastornos del sueño además de su alta prevalencia son importantes por su impacto en el desarrollo del niño y en la calidad de vida de sus familiares.
- Además de afectar al comportamiento y al estado de ánimo, también pueden alterar las funciones cognitivas disminuyendo la atención selectiva y la memoria, con el consiguiente peor rendimiento escolar 1, 2,
Arquitectura del sueño en el niño. Evolución de las fases y distribución del sueño El sueño en los niños es una actividad cambiante, hasta que se establecen las 2 fases de sueño bien diferenciados del adulto: el sueño rapid eye movement (REM) y el sueño non rapid eye movement (NREM) que se alternan de manera cíclica (4 a 6 veces) durante el sueño.
– Sueño activo (SA) : aparece cuando el neonato se duerme. Se caracteriza por presentar movimientos oculares rápidos, atonía muscular axial, respiración y frecuencia cardiaca irregular con ocasionales mioclonías. – Sueño tranquilo (ST) : aparece 40 min después del SA. Está en reposo con pocos movimientos corporales y faciales, y sin movimientos oculares rápidos y con una respiración regular.
Según van pasando las semanas, va disminuyendo el SA y aumentando la cantidad de ST. A las 33 semanas, el SA ocupa el 80% del sueño total y en el recién nacido a término alcanza el 60%. Al tercer mes de vida, inician el sueño en ST en vez de SA. El SA sigue disminuyendo hasta que a los 3 años el sueño REM constituye el 33% y en la adolescencia el 25% del porcentaje total de sueño. A los 5-6 meses se va estableciendo el ritmo circadiano debido a la maduración del núcleo supraquiasmático del hipotálamo y a conseguir un ritmo regular de las actividades. Así el neonato duerme 17 h discontinuas en 5–6 periodos de sueño-vigila repartidos en el día y la noche, al tercer mes duermen unas 15 h en 4–5 periodos de sueño, durmiendo más de la mitad por la noche y ya al sexto mes duermen de noche 12 h con despertares breves y 2 siestas al día. A los 3 años realizan un sueño nocturno de 12 h que va disminuyendo hasta las 7–8 h del adolescente. Los despertares nocturnos son fisiológicos, aparecen en un 20–40% de los niños menores de 3 años y en un 15% a los 3 años de edad. En la adolescencia, se observa una tendencia fisiológica a retrasar el episodio nocturno del sueño. Clasificación Existen diversas clasificaciones sobre los trastornos del sueño, entre otras están la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño, Manual diagnóstico y codificado, 2.ª edición (ICSD-2) de la Academia Americana de Medicina del Sueño 3 y la clasificación según el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, 4.ª edición texto revisado (DSM-IV-TR) 4, La más novedosa es la clasificación ICSD-2 propuesta en 2005. Se trata de una clasificación estructurada, racional y válida, que se caracteriza por valorar principalmente el síntoma principal y estar centrada en las enfermedades del sueño y no en los métodos diagnósticos. Esta clasificación desaconseja el término de disomnia, ya que este se refiere a una combinación de síntomas. Se describen a continuación algunos de los trastornos del sueño más frecuentes en la infancia. Insomnio El insomnio infantil según algunos estudios afecta a un 30% de los niños entre 6 meses y 5 años, en el 5% de los casos se produce por causas médicas y en el 25% restante es de origen conductual 1, El insomnio es más prevalente cuando se trata de niños con patología psiquiátrica o del neurodesarrollo (autismo) 5, 6, El insomnio se define como la dificultad reiterada de iniciar y/o mantener el sueño y/o la alteración en la calidad del sueño que ocurre a pesar de aplicar las condiciones óptimas para el sueño con consecuencias en el funcionamiento diario del niño y/o de la familia. El insomnio por higiene de sueño inadecuada y el insomnio conductual de la infancia son las causas más frecuentes de insomnio en la infancia y adolescencia 2, Se incluyen como una categoría diferenciada para enfatizar la posible etiología del insomnio en la infancia, está relacionado a un mal aprendizaje del hábito de sueño o de una actitud inadecuada de los padres para establecer una buena higiene del sueño, actividades diarias que impiden una adecuada calidad del sueño (siestas durante el día, consumo de cafeína antes de acostarse), asociaciones inapropiadas con el inicio del sueño y ausencia de límites establecidos. Se manifiesta como resistencia para acostarse o despertares nocturnos que requieren la intervención de los padres. Las repercusiones del insomnio son importantes tanto para el niño como para los padres asociando irritabilidad, trastornos de conducta y retraso escolar por un deterioro asociado de las funciones cognitivas 2, Parasomnias El sonambulismo tiene una prevalencia del 15% entre los 3 y 15 años, las pesadillas entre el 10 y 50% entre los 3 a 5 años y el menos frecuente es el terror nocturno con una prevalencia estimada del 1 al 5% a los 3 y 4 años 1, 7, Son trastornos de la conducta o comportamientos anómalos que tienen lugar durante el sueño o en la transición sueño-vigilia que pueden llegar a perturbarlo y se caracterizan por una activación del sistema nervioso vegetativo. En muchos casos, hay evidencia de cierta influencia genética. El sonambulismo es un episodio en el que, sin ser completamente consciente, el niño puede sentarse en la cama, caminar, correr, además de otras conductas aprendidas en vigilia, como abrir puertas cerradas. Los individuos se encuentran profundamente dormidos siendo difícil despertárseles, si lo hacen presentan amnesia del episodio y confusión. Ocurre durante las fases de sueño profundo, en la primera mitad del tiempo de sueño. Los terrores nocturnos son episodios de llanto o grito con expresión de miedo o pánico, acompañado de taquicardia y sudoración, estando profundamente dormido, no recuerda lo sucedido. También ocurre durante las fases de sueño profundo, en la primera mitad de la noche. Las pesadillas son ensoñaciones desagradables que producen miedo, llegando a despertar al individuo. Suele recordar lo sucedido y es consciente. Tienen lugar durante la fase REM y en la segunda mirad de la noche. Movimientos rítmicos relacionados con el sueño Tienen una prevalencia del 59% en lactantes y disminuye al 5% a los 5 años. En niños con autismo y trastornos del neurodesarrollo, pueden persistir en el tiempo. Son movimientos rítmicos, estereotipados y repetitivos de balanceo de la cabeza o de todo el cuerpo asociados en ocasiones a ruidos guturales que se emplean durante la conciliación del sueño o durante este. Hay diferentes patrones descritos: head banging, head rolling, body rocking, body rolling 1, 8, Suelen durar entre unos minutos y varias horas. Síndrome de piernas inquietas Su prevalencia en los niños es del 2% entre los 8 a los 17 años 1, 6, 9, con una importancia clínica cada vez más relevante dentro de la edad pediátrica. Se define como la necesidad imperiosa e irresistible de mover las piernas, asociando una sensación desagradable y/o dolorosa que empeora con el reposo y mejora moviendo las piernas. Aparece en la transición vigilia-sueño, dificultando la conciliación del sueño. Pueden desencadenar insomnio, disminución de atención, hiperactividad y somnolencia diurna excesiva. Más del 50% tiene una historia familiar positiva, con una clínica de inicio más precoz. Se ha relacionado también con anemia ferropénica (niveles de ferritina inferiores a 35 μg/l o 50 μg/l), insuficiencia renal crónica, diabetes mellitus. Movimientos periódicos de las piernas Se presentan en el 80-90% de los pacientes con síndrome de piernas inquietas. Son movimientos musculares breves, bruscos, rápidos e involuntarios de las piernas, que se caracterizan por la extensión del primer dedo del pie y dorsiflexión del tobillo. Es necesario que se presenten en un número significativo en el sueño (> 5 por hora). Ocurren en las fases 1 y 2 del sueño principalmente y producen microdespertares con una desestructuración del sueño. Síndrome de fase de sueño retrasada El síndrome de fase de sueño retrasada suele ser más frecuente en adolescentes, con una prevalencia del 7–16% 1, Se caracteriza por un retraso, normalmente mayor de 2 h, en el inicio del sueño y del despertar en relación con el horario socialmente aceptado, produciendo síntomas de insomnio con dificultad para iniciar el sueño y dificultad para despertarse a la hora requerida para realizar actividades sociales o académicas. Asocian somnolencia diurna, principalmente durante la mañana, con problemas sociolaborales (escaso rendimiento escolar, déficit atención), ya que su mayor rendimiento está durante la noche. No existen dificultades para mantener el sueño. Parece existir cierto componente genético asociado. Síndrome de apnea obstructiva del sueño La prevalencia en niños de 4–5 años se estima entre el 0,7 al 3% 1, con una edad media de inicio de 34 meses. Se caracteriza por la presencia durante el sueño de episodios de obstrucción total o parcial del flujo aéreo en la vía aérea alta, provocando alteración de la ventilación normal durante el sueño y como consecuencia desestructuración del sueño. Las apneas deben durar al menos 10 s. Son más frecuentes en la fase 1 y 2, y en la fase REM. Asocian ronquidos y microdespertares que fragmentan el sueño, originando un sueño intranquilo, lo que supone somnolencia diurna, cansancio, cefaleas, irritabilidad, hiperactividad y peor rendimiento escolar. En la infancia, existen factores anatómicos (hipertrofia amigdalar, adenoidea) y neurológicos (alteración tono muscular) que condicionan una disminución del calibre de la vía aérea superior. Narcolepsia La narcolepsia afecta a un 0,25–0,5% de la población, con un pico de incidencia a los 15 años 1, 9, Se caracteriza por una somnolencia excesiva diurna, episodios de cataplejía, alucinaciones hipnagógicas, episodios de parálisis del sueño y un sueño nocturno interrumpido. La somnolencia diurna es el síntoma fundamental y se caracteriza por siestas repetidas o entradas repentinas en sueño durante el día. La cataplejía es patognomónica y se caracteriza por una pérdida brusca del tono muscular provocada por emociones fuertes y normalmente positivas afecta a varios grupos musculares o aislados y dura segundos o minutos, con recuperación inmediata y completa. Puede aparecer parálisis del sueño (incapacidad generalizada y transitoria para moverse o hablar durante la transición sueño-vigilia), alucinaciones hipnagógicas, sueño desorganizados o conductas automáticas. Existe predisposición genética si hay cataplejía (HLA DQB1*0602 o DR2) y se ha relacionado con un déficit del neurotransmisor hipotalámico hipocretina-1. Evaluación de los trastornos del sueño A la hora de evaluar en la consulta un posible trastorno del sueño, es fundamental la anamnesis y la exploración física. En casos concretos, se podría completar el estudio con diversas pruebas complementarias. Anamnesis Es la pieza clave en el diagnóstico de los trastornos del sueño y habitualmente viene dada por los padres. Es importante diferenciar lo que realmente es un trastorno que altera la calidad del sueño del niño de lo que es una preocupación infundada. En la anamnesis, es importante atender a una serie de cuestiones, como la edad de inicio del trastorno, los hábitos de sueño, la valoración del sueño en las últimas 24 h, si se trata de un trastorno transitorio, la presencia de otros síntomas, la toma de fármacos, el estado del niño durante el día, dando especial importancia a síntomas como la irritabilidad, la escasa concentración, la somnolencia diurna excesiva y los síntomas de déficit de atención e hiperactividad. También es importante preguntar acerca de la existencia de antecedentes familiares y específicamente sobre síntomas característicos de trastornos del sueño concretos como los trastornos respiratorios durante el sueño o el síndrome de piernas inquietas 1–12, En la tabla 1 se exponen los síntomas claves para sospechar un posible trastorno del sueño. Exploración física 1–12 En la exploración física, debemos buscar signos que hagan sospechar una patología subyacente responsable de los problemas de sueño, prestando atención a la presencia de reflujo gastroesofágico, alteraciones dermatológicas, obstrucción de la vía aérea, alteraciones del neurodesarrollo asociadas Además de una minuciosa exploración física general, es importante realizar un buen examen otorrinolaringológico para descartar signos de obstrucción de vía aérea, un examen neurológico completo para descartar alteraciones neurológicas asociadas. Pruebas complementarias
– Percentiles de duración de sueño: información útil sobre la duración del sueño, que permite comparar con sujetos de la misma edad 1, 13, – Agenda de sueño: permite monitorizar los periodos de sueño y vigilia durante 24 h, dando información sobre la hora de acostarse, latencia de sueño, tiempo que permanece dormido el sujeto, número de periodos de sueño y número de despertares, así como los hábitos del sujeto durante el día. Es recomendable la realización de la agenda de sueño durante varios días consecutivos (mínimo 15 días) para evaluar las rutinas de sueño, así como monitorizar la eficacia de las medidas terapéuticas empleadas 1, 12, 14–18, – Vídeos caseros: pueden ser útiles en la valoración de algunos trastornos del sueño como las parasomnias, los trastornos respiratorios del sueño, el síndrome de piernas inquietas o los movimientos periódicos de las extremidades 1, – Cuestionarios de sueño : se utilizan para valorar la calidad del sueño y en el cribado de trastornos del sueño en la infancia, como el cuestionario Brief Infant Sleep Questionarie 1, 18, 19 y el BEARS (B = bedtime issues, E = excessive daytime sleepiness, A = night awakenings, R = regularity and duration of sleep, S = snoring 1, 18, 20–22 ). – Laboratorio de sueño : polisomnografía, actigrafía, test de latencia múltiple de sueño (TLMS) 1, 12, 14,
1. Polisomnografía: es el registro en función del tiempo de electroencefalograma, oculograma, electromiograma, electrocardiograma, medición del esfuerzo y el flujo respiratorio además de la grabación en video del sujeto. Permite estudiar la estructura y arquitectura de los ciclos sueños-vigilia y del ciclo sueño REM/NREM. No está indicada su realización de rutina. Las indicaciones de la polisomnografía se exponen en la tabla 2, 2. Actigrafía: se necesita de un actígrafo, que es un instrumento de medida de la actividad física durante el sueño. Se caracteriza la estructura del sueño del sujeto. Es útil en el estudio del insomnio, los movimientos periódicos de las piernas y las apneas. 3. TLMS: es la forma de medición de la tendencia al sueño. Consiste en la realización de varios registros poligráficos (4–5 episodios de 20 min) en los cuales se crean las condiciones adecuadas para el sueño. En cada episodio se mide la latencia de sueño (normal entre 8 y 10 min) y las veces que se inicia el sueño en fase REM. – Otras pruebas complementarias: en general, no son necesarias. Se indicarán en casos específicos en función de la clínica y de la sospecha diagnóstica.
Principios generales del tratamiento de los trastornos del sueño en la infancia En el tratamiento de los trastornos del sueño, existen unas medidas generales no farmacológicas de higiene de sueño y terapia cognitivo conductual, y un tratamiento específico de cada uno de los trastornos en el que puede ser necesario el uso de fármacos.
La mayoría de los trastornos del sueño en la infancia van a mejorar con las medidas no farmacológicas de tratamiento y solo en algunos casos concretos habrá que añadir fármacos 1, 12, 23–27, Higiene de sueño La higiene de sueño son el conjunto de medidas, recomendaciones y hábitos de conducta que favorecen el inicio y el mantenimiento del sueño.
En la tabla 3 se indican las principales medidas de higiene de sueño. Estas recomendaciones son aplicables en todos los casos de trastornos del sueño y han demostrado ser el tratamiento más eficaz a largo plazo 1, 12, 23, 24, Terapia cognitivo conductual Son un conjunto de medidas implicadas en la mejora en la relación del paciente con el entorno de sueño, así como la identificación y la extinción de respuestas cognitivas del paciente en relación con el sueño y su entorno, que favorecen la aparición de ansiedad, angustia e inquietud a la hora de dormir, de tal manera que las sustituyamos por razonamientos lógicos.
Se utilizan diferentes técnicas, como la terapia de restricción del sueño, terapias de control de estímulos, la extinción gradual y las técnicas de relajación progresivas además de terapia cognitivas y educación parental. La terapia cognitivo conductual ha demostrado eficacia especialmente en aquellos trastornos del sueño que presentan un importante componente de ansiedad o depresión 1, 12, 23, 25, 26,
Terapia farmacológica 1, 12, 23–29 El tratamiento farmacológico de los trastornos del sueño en pediatría requiere una selección cuidadosa de los pacientes y nunca será considerada como de primera elección ni como tratamiento exclusivo, ya que las medidas no farmacológicas deben de estar siempre presentes y preceder al uso de fármacos.
- El tratamiento farmacológico debe considerarse solo a corto plazo y la elección del fármaco debe de hacerse cuidadosamente en función del tipo de trastorno y de las características del paciente.
- Por lo tanto, es fundamental que el médico prescriptor esté familiarizado con el perfil farmacológico de los fármacos que hay disponibles para el uso en la edad pediátrica.
Los fármacos se mantendrán el menor tiempo posible y se pautarán a la menor dosis eficaz. La retirada del fármaco habrá que hacerla, en general, de forma lenta, para evitar efectos adversos. Es importante hacer una monitorización estrecha de la dosis, los efectos secundarios y la eficacia clínica, y dejar claro al paciente y a los padres cuáles son los objetivos del tratamiento farmacológico.
- Así mismo es necesario tener en cuenta posibles interacciones con otros fármacos que pudiese estar tomando el paciente y en el caso de los adolescentes hay que advertir de los efectos sinérgicos si se consumen de forma concomitante alcohol u otras drogas.
- Teniendo en cuenta que hay pocos datos empíricos que avalen la eficacia, la seguridad y la tolerabilidad de las intervenciones farmacológicas en los trastornos del sueño en la infancia no es posible hacer recomendaciones sobre ellos y nos limitaremos a describir las propiedades de los principales fármacos usados en pediatría ( tabla 4 ).
Melatonina La melatonina es el tercer compuesto más prescrito en el tratamiento de los trastornos del sueño. Se trata de una hormona segregada por la glándula pineal durante la fase oscura y muy implicada en la regulación de los ritmos circadianos. La melatonina administrada de manera exógena puede tener un efecto hipnótico y/o facilitador del sueño al ser una sustancia cronobiológica.
- Su efecto en uno u otro sentido depende del momento en el que la administremos 1, 24, 27–29,
- El tratamiento con melatonina ha resultado útil en el tratamiento del síndrome por retraso de fase, del jet-lag, en los trastornos del sueño asociados a trastornos del neurodesarrollo y a la ceguera.
- Debido a su efecto hipnótico, también resulta útil su uso en el insomnio de conciliación 1, 24, 27–29,
Algunos estudios demuestran que la melatonina fue superior a placebo en cuanto al inicio y la duración de sueño, mostrándose segura a corto plazo. Sin embargo, no existen estudios suficientes que avalen su seguridad a largo plazo. Entre los potenciales efectos secundarios se encuentran cefalea, mareo, empeoramiento del asma por la noche y, si se usa a dosis altas, durante un tiempo prolongado puede suprimir el eje hipotálamo-gonadal 1, 24, 27–29,
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios no tiene autorizada la melatonina para el insomnio pediátrico, aunque los resultados obtenidos en los ensayos en niños con insomnio crónico de inicio, y que no responden a terapia no farmacológica indican que se puede valorar su utilización a dosis de 0,05 mg/kg, administrada 1 a 2 h antes de acostarse.
Para el tratamiento del síndrome de retraso de fase, se recomiendan dosis entre 0,3–3 o 5 mg administradas entre 1,5–6 h antes. En niños con trastornos del neurodesarrollo, las dosis de melatonina usadas van desde 0,5 a 10 mg a cualquier edad. Se recomienda el uso de melatonina pura administrada siempre a la misma hora.
Los preparados de herbolario pueden llevar compuestos animales tóxicos y a dosis no controladas por lo que no se recomiendan 1, 24, Antihistamínicos Los antihistamínicos son los fármacos sedantes más prescritos en pediatría. Se unen a receptores H1 a nivel del sistema nervioso central. Se absorben rápidamente y sus efectos sobre la arquitectura del sueño son mínimos.
Como posibles efectos adversos, están la somnolencia diurna, efectos colinérgicos y la excitación paradójica. No han demostrado eficacia clara en los estudios frente a placebo; sin embargo, se usan ampliamente debido a su buena tolerabilidad. Su uso continuado produce tolerancia, por lo que se requiere aumento de dosis.
Los más usados son hidroxicina, dexclorfeniramina, difenidramina 1, 24–27, Hipnóticos benzodiacepínicos y no benzodiacepínicos El efecto hipnótico de las benzodiacepinas está mediado por su acción sobres los receptores GABA. Acortan la latencia de inicio de sueño, aumentan el tiempo total de sueño y mejoran el mantenimiento del sueño NREM.
El rápido inicio de acción de algunas benzodiacepinas les ha llevado a estar indicadas en casos de insomnio de conciliación, aunque otras con vida media más larga se utilizan también en el insomnio de mantenimiento. Sin embargo, el uso mantenido de benzodiacepinas lleva a efectos secundarios, somnolencia diaria, alteración en el funcionamiento de la vida diurna, tolerancia y pueden producir adición.
- Su uso está muy restringido en pediatría.
- Los hipnóticos no benzodiacepínicos (Zoplicona ® y Zolpiden ® ) actúan de forma selectiva sobre los receptores GABA A.
- Se recomiendan por encima de las benzodiacepinas debido a la no tolerancia, tienen menos efectos secundarios y la incidencia de rebote del insomnio o del síndrome de la retirada es menor.
Tampoco se usan en pediatría, aunque podrían considerarse en el tratamiento del insomnio del adolescente que no responde a otras medidas 24, 27, Hierbas medicinales Muy populares a nivel mundial. No hay estudios suficientes que hayan evaluado la eficacia en el tratamiento de los trastornos del sueño en niños y adolescentes.
– Síndrome de piernas inquietas: tratamiento con hierro por vía oral en caso de niveles de ferritina por debajo de 35 μg/l. En casos graves, puede ser necesario el uso de levodopa o de agonistas dopaminérgicos 1, – Síndrome de apneas-hipoapneas del sueño: se puede valorar la necesidad de adenoamigdalectomía, corticoides tópicos nasales, ortodoncias e incluso presión positiva continua en la vía aérea nocturna 1, – Narcolepsia, hipersomnia, somnolencia diurna excesiva: en ocasiones, tendrán que usarse metilfenidato y otros fármacos estimulantes 1,
Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografía recomendada Grupo de Trabajo de la GPC sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia en Atención Primaria. Guía de práctica clínica sobre trastornos del sueño en la infancia y adolescencia en atención primaria.
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¿Cuáles son los movimientos anormales?
Los movimientos anormales se pueden definir como síndromes neurológicos en los que puede haber un exceso de movimiento o por enlentecimiento de movimientos automáticos o voluntarios, que no estén relacionados con debilidad o espasticidad.
¿Cómo disminuir movimientos involuntarios?
Tratamientos para los movimientos involuntarios – El tratamiento para los movimientos involuntarios depende de la causa subyacente. En algunos casos, simplemente tratar la causa subyacente es suficiente para aliviar los síntomas. En otros casos, se pueden utilizar medicamentos para controlar los movimientos involuntarios.
¿Qué causa el espasmo Mioclónico?
“En algunos casos pueden constituir una manifestación clínica de una enfermedad neurodegenerativa”. DRA. ROSARIO LUQUIN PIUDO ESPECIALISTA. DEPARTAMENTO DE NEUROLOGÍA Las mioclonías son movimientos involuntarios, breves y rápidos, de amplitud variable, que se originan habitualmente en el sistema nervioso central. Se generan por la activación brusca y breve de un grupo de músculos, generando un movimiento tipo sacudida en la región corporal afecta.
¿Cuando mi hijo de 2 años hace movimientos involuntarios?
Tics en pediatría
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A. Díez Suárez Unidad de Psiquiatría Infantil. Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica.Clínica Universidad de Navarra. Pamplona, Navarra
Resumen Un tic es un movimiento o una vocalización que ocurre súbitamente, de forma recurrente, y con frecuencia recuerda a movimientos normales. Son los movimientos involuntarios más frecuentes en niños y adolescentes, seguidos por las distonías y los temblores. Todos los tics empeoran con el estrés, ansiedad o fatiga y mejoran desviando la atención, con la relajación o durante el sueño. Algunos niños pueden tener tics breves o aislados (gestos, toses) sin que esto signifique que tienen un trastorno por tics. Los tics simples están presentes hasta en el 25% de los niños, y el trastorno de Tourette en 1 de cada 1.000 niños y 1 de cada 10.000 niñas. Entre las causas que se han relacionado con los trastornos de tics, destacan factores genéticos, neurobiológicos, psicológicos y autoinmunes. Los trastornos psiquiátricos que se asocian con una mayor frecuencia a los tics son el TDAH y el TOC. Es imprescindible evaluar detalladamente el impacto que causan los tics y si existen otros trastornos comórbidos antes de iniciar un tratamiento farmacológico. Los fármacos de elección son los antipsicóticos, como haloperidol o risperidona. Siempre se debe realizar tratamiento psicoeducativo con los padres, el niño y el profesorado. |
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Introducción Los tics simples son muy frecuentes en niños y adolescentes, el trastorno más grave de tics se denomina trastorno de Tourette. Los tics son movimientos involuntarios y repentinos que se observan con frecuencia en niños y adolescentes en las consultas de pediatría.
- Son los movimientos involuntarios más frecuentes en niños y adolescentes, seguidos por las distonías y los temblores (Fig.1).
- En la mayoría de los casos, al principio solo preocupan a los familiares, ya que los niños inicialmente no los viven con sufrimiento.
- La intensidad puede ser muy variable, desde la presencia de tics de parpadeo o carraspeo ocasionales, hasta el desarrollo de un trastorno de Tourette, antes llamado síndrome de Gilles de la Tourette.
Según el tipo y la intensidad con la que se presenten, pueden conllevar un impacto y una serie de dificultades, tanto en la vida familiar, como en la académica y social del niño. En los casos más graves se puede llegar a producir un rechazo por parte de compañeros y profesores.
En este capítulo, se describen los principales trastornos que cursan con tics, la epidemiología, cómo se deben diagnosticar, a qué otros trastornos psiquiátricos se pueden asociar y cuál es el tratamiento adecuado en cada caso. Figura 1. Porcentaje de movimientos anormales en población menor de 18 años Concepto Los tics son movimientos involuntarios pero sobre los que se puede ejercer un control parcial, pueden ser motores o fonatorios.
Los tics son los movimientos anormales más frecuentes en la población menor de 18 años. Son movimientos repetitivos, gestos o emisiones fonatorias que remedan a determinados comportamientos normales. Son repentinos, duran escasos segundos y, por lo general, se agrupan en salvas.
Los más frecuentes son los tics de parpadeo y olfateo. Se dividen en tics motores o fonatorios. Los motores pueden variar desde movimientos casi imperceptibles y que se confunden con los habituales, como parpadeos, desviaciones oculares, encoger los hombros, pequeños giros de cabeza y cuello, etc., hasta complejas series de movimientos que implican varios grupos musculares.
Pueden afectar a cualquier grupo de músculos pero, generalmente, empiezan por la cara y los músculos del cuello. En casos graves se desarrollan tics complejos que pueden ser autoagresivos, como arañarse, cortarse, etc. A la realización de movimientos o gestos obscenos con las manos o los dedos se le denomina copropraxia.
Los tics suelen progresar en sentido rostro-caudal, de modo que los casos más leves suelen limitarse a la cara y, si el trastorno progresa, posteriormente se extienden a las extremidades superiores y, por último, afectan a las inferiores. Lo mismo ocurre con los tics fonatorios, ya que lo más frecuente es observar sonidos en los que se puede llegar a dudar que sean tics, ya que son similares a la actividad normal, como por ejemplo, carraspeos, olfateos, toses, aclaramientos de garganta o estornudos.
Estos sonidos pueden ser más llamativos, tomando forma de chillidos, maullidos o ladridos, o incluso complicarse con sílabas, palabras y frases. En los casos más severos, los tics se asocian a palilalia (repetir las propias palabras), ecolalia (repetir las palabras de los demás) y coprolalia (emitir insultos o palabras obscenas).
- Las palabras emitidas pueden ser insultos de intensidad variable, incluyendo insultos de contenido sexual, o incluso juramentos o blasfemias.
- Este tipo de comportamiento dificulta mucho la función social y escolar del niño.
- Con respecto al curso clínico, por lo general, suelen iniciarse hacia los 5-7 años, se exacerban entre los 8-12 años y tienden a disiparse a partir de los 15-16 años.
La evolución típica es con periodos de exacerbación y remisión, independientemente del tratamiento. En los periodos en los que las salvas son muy frecuentes, los niños que los padecen tienen que realizar grandes esfuerzos para tratar de controlarlos y pueden acabar exhaustos.
Esto tiene implicaciones a nivel de atención y rendimiento académico. Algunos factores, como la fatiga, la falta de sueño, las temperaturas extremas y la sobreestimulación ambiental (videojuegos, excesivas horas de televisión) exacerban los tics. Existe un cierto control voluntario sobre los tics, la mayoría de los pacientes afirman que si consiguen desviar su atención en otro asunto o cambian de actividad, logran inhibir los tics.
Diagnóstico y clasificación Para establecer el diagnóstico de un trastorno de tics basta con realizar una historia clínica detallada en la mayoría de los casos. El diagnóstico diferencial de los tics no suele ser complicado, generalmente con una observación detallada y una historia clínica completa se puede realizar el diagnóstico.
- Uno de los principales datos a favor de que esos movimientos se pueden catalogar como tics es la presencia de una sensación premonitoria antes de una salva de tics.
- Los niños de una cierta edad lo describen como la sensación que uno experimenta antes de estornudar o de toser.
- Además, tras efectuar los tics, los pacientes refieren una sensación de alivio.
A la hora de realizar la historia clínica, es imprescindible recoger la edad de inicio de los tics, la frecuencia y duración con la que se presentan, las situaciones que los generan, los grupos musculares implicados, el grado de control que se ejerce sobre ellos y el impacto que producen.
- En algunos casos, puede ser necesario realizar una exploración neurológica para descartar otras causas.
- Las convulsiones mioclónicas, las encefalopatías post-víricas o algunos tipos de corea, como la de Huntington, suelen presentar tics como síntomas iniciales pero, posteriormente, desarrollan otros síntomas neurológicos más específicos.
Puede ser necesario realizar un EEG para descartar la presencia de convulsiones. La clasificación de los tics según el DSM-IV-TR consta de tres categorías: trastorno de tics transitorios, trastorno de tics motores o vocales crónicos, trastorno de Tourette y trastorno de tics no especificados de otro modo.
Los criterios diagnósticos para cada uno de ellos se encuentran en la tabla I. Si se realiza un diagnóstico de tics transitorios y estos no generan un gran impacto en el funcionamiento social del niño, el pediatra puede realizar revisiones periódicas. Es importante que busque de forma activa la presencia de síntomas de TDAH, TOC y trastornos del aprendizaje.
En los casos en los que se sospeche alguno de estos trastornos, se diagnostique un trastorno de Tourette o se plantee la necesidad de tratamiento farmacológico, se debe remitir a un especialista neuropediatra o psiquiatra infantil con experiencia. Epidemiología Los tics, que son más frecuentes en varones, aparecen hasta en el 20% de los niños en edad escolar.
- Los tics transitorios se pueden observar, según los estudios, entre un 5% y un 20% de los niños en edad escolar.
- En las muestras en las que se realizan estudios mediante observación directa, la frecuencia aproximada es del 18%.
- Sin embargo, en los estudios en los que se entrevista a los padres, la frecuencia es menor, de aproximadamente el 5%.
Son dos veces más frecuentes en varones y tienden a disminuir en la edad adulta. En un metaanálisis reciente, que incluye 13 estudios realizados en niños y adolescentes, la prevalencia de trastorno de Tourette es 0,77%, resultando más alta en varones (1,06% frente a 0,25% en chicas).
- El trastorno de tics transitorios es el más frecuente, afectando al 2,99%.
- También incluían dos estudios realizados en adultos, con frecuencias inferiores a las de población pediátrica.
- En otro estudio realizado en población escolar española, se observaron tics en 17% de los niños.
- En centros de educación especial, los tics aumentaban hasta el 20% de los niños.
En general, los tics con impacto eran más frecuentes que los que no producían impacto (4,65% vs 11,85%). Los diagnósticos más frecuentes eran tic motores crónicos (6,07%), y trastorno de Tourette (5,26%). Trastornos psiquiátricos comórbidos El TDAH y el TOC son los trastornos que se asocian con mayor frecuencia a los tics.
- Los síntomas de TDAH suelen aparecer antes que los tics.
- Los trastornos psiquiátricos que se asocian con mayor frecuencia a los tics son el TDAH y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
- Además, los niños y adolescentes con tics presentan con una frecuencia superior a la de la población sana de trastornos de aprendizaje, alteraciones en el sueño, depresión, ansiedad y trastorno oposicionista desafiante.
En un estudio realizado en población española en el que se analizan los trastornos comórbidos asociados en una muestra amplia de niños que consultan por tics, el 39% de los niños padecen además TDAH, y otro 40% presentan síntomas de TOC. Además, los análisis de los antecedentes familiares indican que un 44% de estos pacientes tienen antecedentes familiares positivos y el 30% poseen antecedentes familiares de trastorno obsesivo-compulsivo.
- Los síntomas de TDAH se suelen iniciar hacia los 6-7 años, una media de dos años antes que los tics (Fig.2).
- Sin embargo, los síntomas de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) aparecen hacia los 12-13 años, edad en la que los tics han disminuido en intensidad y frecuencia. Figura 2.
- Edades en las que coexisten los ticsy otros trastornos psiquiátricos asociados,
En los casos en los que se asocian trastorno de Tourette y TDAH, suelen ser más frecuentes las conductas oposicionistas y desafiantes. Son niños que suelen recibir con frecuencia rechazo de los compañeros y que tienen más dificultades académicas que los que padecen solo tics o solo TDAH.
- Es importante recoger toda la información acerca de los síntomas comórbidos, ya que, como veremos a continuación, tiene implicaciones terapéuticas.
- Etiología
- Los factores hereditarios, las alteraciones neurobiológicas, principalmente en la región de los ganglios basales y los factores psicológicos, son los principales implicados en la etiología de los tics.
- En la etiopatogenia de los tics se han descrito factores genéticos, neurobiológicos, autoinmunes y psicológicos.
Tanto en el trastorno de Tourette como en los tics en general, existe una gran influencia genética. El riesgo de que los hijos de una persona que padece un trastorno de Tourette lo desarrollen es del 10-15%, y de que padezca un trastorno de tics es del 20-29%.
Por el momento, no se ha definido el tipo de patrón de herencia ni tampoco las regiones cromosómicas implicadas. Los estudios de gemelos indican que, en gemelos monocigóticos, la tasa de concordancia es mayor que en dicigóticos (50% frente al 10%). Estas diferencias a su vez sugieren que están implicados también factores no genéticos o ambientales.
Los factores perinatales juegan un papel destacado en la aparición de los tics, al igual que en otros muchos trastornos neuropsiquiátricos en niños. Se ha observado que las madres cuyos hijos padecen tics presentan una frecuencia 1,5 veces mayor de haber padecido complicaciones gestacionales que los que no los tienen.
Otros factores implicados son la severidad de las enfermedades durante el embarazo, la presencia de náuseas o vómitos severos en el primer trimestre, el bajo peso al nacimiento y la presencia de lesiones parenquimatosas cerebrales. Las regiones cerebrales que se han implicado en la fisiopatología de los tics son los ganglios basales y la vía cortico-estriado-tálamo-cortical (CSTC).
Esta asociación se describió hace décadas, cuando se descubrió la importancia de los ganglios basales en otras enfermedades que, a su vez, asocian tics, como la corea de Huntington. Tanto los tics como otros movimientos repetitivos y estereotipados parecen resultar de alteraciones en poblaciones focales de los circuitos de los ganglios basales.
Un tic aparece cuando un grupo de neuronas estriadas se activa de forma anormal y produce una inhibición no deseada de un grupo de neuronas de las proyecciones talámicas, activando un generador cortical motor, lo cual desencadena un movimiento involuntario (Fig.3). El neurotransmisor implicado en estas vías es la dopamina.
Por ello, tal y como veremos a continuación, el tratamiento con antipsicóticos, que son antagonistas dopaminérgicos, mejora los tics. Figura 3. Diagrama de las conexiones de los ganglios basales. Desde hace varias décadas, existe evidencia clínica de que, en algunos casos, tras una infección respiratoria o una faringoamigdalitis, en niños con una predisposición genética, pueden aparecer tics o exacerbarse si ya los presentaban.
Se trata de un mecanismo autoinmune mediado por Estreptococo betahemolítico del grupo A. La corea de Sydenham, el TOC y el TDAH también se producen por este mecanismo. A este grupo de enfermedades se les denomina PANDAS (Pediatric Autoinmune Neuropsychiatric DisordersAssociated with Strestpcoccal Infection).
Se estima que esta situación se produce en un pequeño porcentaje de los casos de tics. Cuando los tics comienzan de modo brusco, y más si se trata de niños con infecciones respiratorias frecuentes, se debe plantear esta posibilidad, ya que se pueden beneficiar de tratamiento con antibioterapia.
- Tratamiento En todos los niños que padecen tics se debe realizar una psicoeducación con ellos y sus familias.
- En los casos más graves, se pueden prescribir antipsicóticos.
- La principal decisión a la hora de plantear el tratamiento en un niño con un trastorno de tics es la de administrar o no un tratamiento farmacológico.
Es frecuente que, si presentan otros trastornos psiquiátricos comórbidos, como TDAH o TOC, estos causen más impacto en la vida del niño que los propios tics. Por tanto, el tratamiento debe ser individualizado, basado en el impacto de los síntomas. Hay que tener en cuenta que la forma de presentación más habitual de los tics es con exacerbaciones y remisiones, por lo que pueden remitir de forma temporal sin tratamiento.
- Independientemente de que se le administre un tratamiento farmacológico, siempre hay que realizar un trabajo psicoeducativo con el niño, sus familiares y, a ser posible, también con los profesores.
- Es importante que los padres conozcan la naturaleza del trastorno y dotarles de estrategias para que eviten críticas o excesiva atención, conductas que exacerban los tics.
Se les debe instruir para que traten de no culpabilizar al niño. Este tipo de medidas, que se pueden recomendar al profesorado, van dirigidas a minimizar las situaciones que el paciente asocia como una fuente de estés y que, por tanto, agudizan los tics.
Por ejemplo y según la gravedad de cada caso, se le puede eximir de hablar en público o de realizar exámenes orales. Se puede valorar que realice los exámenes en un sitio más privado que el aula, con el fin de que el esfuerzo que el niño dirige a controlar sus tics para no molestar al resto de compañeros no le distraiga y le afecte al rendimiento.
Se le debe entrenar al niño para distraer su atención en aquellos momentos en los que prevé que va a presentar tics. En algunos casos, el simple hábito de llevar a mano un botellín de agua puede cortar el ciclo de que la sensación premonitoria se convierta en una salva de tics.
- Existen algunos programas de terapia cognitivo-conductual específicos para tics. Se trata de programas individualizados y manualizados, que incluyen los siguientes pasos:
- • Autorregistro y concienciación: el objetivo es que el paciente sea capaz de identificar las situaciones relacionadas con los tics.
- • Entrenamiento en técnicas de relajación.
- • Entrenamiento en respuestas incompatibles: consiste en enseñarle movimientos que resulten incompatibles con la aparición de cada tic.
- • Manejo de contingencias: se trata de reforzar los avances logrados, resaltando el aspecto positivo de lograr el control sobre los tics.
- • Generalización de lo aprendido y exhibición de la mejoría: consiste en trasladar a las situaciones cotidianas lo entrenado durante el programa.
Por lo general, los tics transitorios no precisan ningún tratamiento farmacológico. En los tics persistentes, se debe valorar si la intensidad de los síntomas resulta incapacitante. Por último, los trastornos de Tourette son los que con mayor probabilidad precisan tratamiento con un psicofármaco.
Los fármacos principales en el tratamiento del trastorno de Tourette son los neurolépticos o antipsicóticos. Los antipsicóticos denominados clásicos, como haloperidol o pimocida, fueron los primeros en utilizarse en estos pacientes y los que han mostrado mayor evidencia en estudios. Los efectos adversos (sedación y efectos extrapiramidales, como distonías, acatisia) son frecuentes a largo plazo con este grupo de fármacos, por lo que, en la actualidad, no son los que se deben indicar de primera elección.
Los antipsicóticos denominados atípicos, como risperidona, aripiprazol y olanzapina, suponen actualmente el tratamiento de primera línea para los trastornos de tics. Han demostrado su efectividad en niños con tics, y producen efectos extrapiramidales con menor frecuencia, aunque suelen producir aumento de peso y sedación.
El aripiprazol es uno de los antipsicóticos que producen menor ganancia ponderal, lo cual podría suponer una ventaja para minimizar el riesgo cardiovascular, al tratarse de niños y adolescentes. Los antipsicóticos han mostrado una efectividad de hasta el 60-80% de los casos tratados. Otro fármaco no neuroléptico que puede ayudar es la clonidina, con una respuesta de hasta el 50%.
Se debe realizar en todos los casos un seguimiento estrecho con el fin de monitorizar la efectividad y los efectos adversos. Antes de iniciar el tratamiento, se debe mantener un periodo de observación para observar la intensidad de los síntomas al principio del tratamiento, y luego poder comparar para ver si la medicación está ayudando.
- A veces, los síntomas mejoran de forma natural o fluctúan en el tiempo independientemente de la medicación.
- Debido a la alta frecuencia con la que se asocian los tics con el TDAH y el TOC, estas situaciones merecen una especial consideración.
- Durante los primeros años en los que se empleaba metilfenidato para el tratamiento del TDAH, se describió una mayor incidencia de tics en niños tratados con este psicoestimulante.
Por este motivo, se llegó a contraindicar el tratamiento con psicoestimulantes en niños con TDAH que presentaran tics. Estudios posteriores han demostrado que, tal y como se ilustra en la figura 3, los síntomas de TDAH suelen iniciarse una media de dos años antes que los tics.
Por ello, actualmente no se considera que los tics supongan una contraindicación en el tratamiento del TDAH. De hecho, continúan siendo el tratamiento de elección. En los pacientes que presentan tics y TDAH y se va a iniciar un tratamiento farmacológico es de vital importancia constatar la frecuencia y tipo de tics; de este modo, cuando se inicia el metilfenidato se puede valorar con detalle si se ha modificado la evolución de los tics.
En los casos en los que se objetive un empeoramiento, se puede plantear disminuir la dosis o bien sustituirlo por atomoxetina.
- En los casos de comorbilidad con TOC, es importante reseñar que los niños con TOC y tics responden peor a los antidepresivos tipo ISRS, que es el tratamiento de elección del TOC, y pueden responder mejor a los neurolépticos.
- Bibliografía
- Los asteriscos reflejan el interés del artículo a juicio del autor.
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- No se ha publicado una versión en castellano, por el momento.
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Caso clínico |
Paciente de 12 años, adoptada de otro país cuando tenía 6 años, la mayor de cinco hermanos, convive con la segunda de ellas y sus padres adoptivos. Antecedentes perinatales y personales desconocidos. Antecedentes de abuso de alcohol en ambos progenitores. Acuden a consulta por tics motores. Los padres refieren una buena adaptación tanto social como escolar, desde su llegada a España. La definen como una niña perfeccionista, algo indecisa que, en ocasiones, tardaba en contestar debido a su miedo a cometer errores. Desde los 8-9 años presenta varios tipos de tics, el primero en aparecer fue un tic de cerrar los ojos con fuerza, que ella justificaba refiriendo prurito ocular. Tras la desaparición de éste, comenzó con otro de elevación de hombros y giro del cuello, que asociaba sensación de tensión muscular dolorosa. A lo largo de los años este movimiento se había hecho menos frecuente, y había surgido otro de giro de ambas muñecas de forma simultánea. Los tics son más frecuentes en situaciones de excitación y alegría, y disminuyen cuando se concentra en una tarea específica. Ocurren a diario, sin periodos libres de síntomas. No presenta tics vocales ni fonatorios. Con respecto al impacto de los mismos, la paciente comenta que no le limitan sus actividades, pero que le gustaría no presentarlos, ya que es víctima de burlas en el colegio por este motivo. En una ocasión había pedido a sus padres volver de un campamento a casa por lo mismo. Refería que notaba que le “iban a venir, pero que no podía evitarlos”. En la exploración, se observa una hipertrofia de la musculatura trapezoidal. Adopta una serie de posturas compensatorias, como cruzarse de brazos atrapando las manos o incorporar el giro de cuello con un movimiento de la melena, que ella tendía a minimizar. Se encuentra eutímica. Presenta un discurso fluido, coherente, pero en ocasiones es lenta en sus respuestas, y ella misma reconoce que no sabe qué contestar “para quedar bien”. En la exploración neurológica, no se detectan otros signos ni síntomas aparte de los tics. Niega síntomas de tipo obsesivo-compulsivo. |
Tics en pediatría
¿Cómo saber si mi hijo tiene terror nocturno?
Es posible que el niño no sea capaz de responder cuando se le habla, se lo consuela o se lo despierta. El niño puede estar sudando, respirando muy rápido (hiperventilación), tener una frecuencia cardíaca rápida y pupilas dilatadas. El episodio puede durar de 10 a 20 minutos y luego el niño se vuelve a dormir.
¿Qué pasa cuando los músculos se mueven solos?
Los espasmos musculares a menudo se presentan cuando un músculo está sobrecargado o lesionado. Los factores que podrían causar un espasmo muscular incluyen: Hacer ejercicio cuando usted no ha tomado suficientes líquidos (está deshidratado). Tener bajos niveles de minerales, como potasio o calcio.
¿Qué enfermedad causa espasmos musculares?
Síntomas – La distonía afecta a diferentes personas de diversas maneras. En el caso de los espasmos musculares, puede suceder lo siguiente:
Comienzan en una sola zona, como las piernas, el cuello o los brazos. La distonía focal que comienza después de los 21 años, normalmente se presenta en el cuello, los brazos o la cara. Tiende a permanecer como distonía focal o a volverse segmentaria. Ocurren durante una acción específica, como escribir a mano. Empeoran con el estrés, la fatiga o la ansiedad. Son más notorios con el paso del tiempo.
Las partes del cuerpo que pueden verse afectadas incluyen las siguientes:
Cuello (distonía cervical). Las contracciones hacen girar la cabeza hacia un lado o tiran la cabeza hacia atrás o hacia adelante y a veces producen dolor. Párpados. El parpadeo rápido o los espasmos que hacen que los ojos se cierren (blefaroespasmo) y dificultan la visión. Los espasmos no suelen causar dolor, pero pueden aumentar si estás expuesto a una luz brillosa, leyendo, mirando televisión, en una situación estresante o interactuando con personas. Es posible que sientas que tienes los ojos secos, arenosos o sensibles a la luz. Mandíbula o lengua (distonía bucomandibular). Puedes presentar babeo o dificultad para hablar, masticar o tragar. La distonía bucomandibular puede causar dolor y suele ocurrir en combinación con la distonía cervical o los blefaroespasmos. Laringe y cuerdas vocales (distonía laríngea). La voz puede sonar forzada o débil. Mano y antebrazo. Algunos tipos de distonía ocurren cuando haces una actividad repetitiva, como escribir (distonía del escritor) o tocar un instrumento musical específico (distonía del músico). Por lo general, los síntomas no ocurren cuando el brazo está en reposo.
¿Cuándo preocuparse por un espasmo muscular?
Los espasmos musculares son comunes y ocurren de forma ocasional sin que resulten preocupantes. Pero si los espasmos se repiten habitualmente y no se encuentra una solución, podrían estar revelando un problema de salud, y en algunos casos deberías contactar a un médico.
¿Qué causa los espasmos mioclónicos?
“En algunos casos pueden constituir una manifestación clínica de una enfermedad neurodegenerativa”. DRA. ROSARIO LUQUIN PIUDO ESPECIALISTA. DEPARTAMENTO DE NEUROLOGÍA Las mioclonías son movimientos involuntarios, breves y rápidos, de amplitud variable, que se originan habitualmente en el sistema nervioso central. Se generan por la activación brusca y breve de un grupo de músculos, generando un movimiento tipo sacudida en la región corporal afecta.