En medio de la crisis económica que azotaba al país en 1930, de febrero a octubre los gastos de operación del sistema eléctrico en Quetzaltenango se habían disparado de Q189.62 mensuales a Q260 mensuales entre junio y octubre, en una época, en la que la municipalidad altense cobraba 33 centavos de quetzal por cada foco de alumbrado particular, y el 1% de la renta por cada poste de alumbrado público y debido al descenso en la cantidad de pasaje y de carga, el cabido tenía que cubrir los gastos de operación.
El 30 de agosto de 1930, el ingeniero Alberto Pons, gerente del Ferrocarril de Los Altos (el cual era eléctrico y operaba con su propia planta de generación en Santa María de Jesús), llegó a la Ciudad de Guatemala para someter a consideración el estudio que había hecho para balancear el presupuesto de la empresa, según el cual podrían economizarse de seis mil a siete mil quetzales gracias a un reajuste técnico de las operaciones. Los costos de operación del ferrocarril también se habían disparado porque debido a la crisis se había reducido el transporte de pasajeros y la producción agrícola estaba aletargada por lo que no había suficiente transporte de carga. Pero este plan fue descartado porque ya la operación del ferrocarril era insostenible para el Estado, que para entonces ya tenía serios problemas para cumplir con sus obligaciones financieras.
Cuando en noviembre se llegó a una situación en que en vez de proveer un servicio a la población, el servicio eléctrico se estaba convirtiendo en una carga insostenible no sólo para la municipalidad sino que para el gobierno del general Lázaro Chacón, se optó por desplazar la planta de Zunil y se donó la explotación total de mil caballos de fuerza de la planta de Santa María de Jesús, para lo que el alcalde primero de Quetzaltenango obtuvo un crédito con el Banco de Occidente. Esta donación de energía representaba un ingreso de tres mil quetzales a las arcas fiscales, por el 20% de las entradas brutas, pero estaba muy lejos de ser una solución definitiva para el problema de generación eléctrica en Los Altos.
Después de la Revolución Liberal de 1871, los criollos altenses liberales se hicieron con el poder en toda Guatemala, y la región de Los Altos empezó a prosperar considerablemente. En la región de Quetzaltenango, en particular, las inversiones de Juan Aparicio, hijo, se reflejaron en el aprovechamiento del río Samalá para la generación eléctrica, y la familia Sánchez aprovechó terrenos expropiado a las comunidades indígenas en Cantel para el estableciiento de una fábrica de tejidos, que aprovechava las aguas de dicho río para la producción.1 Aquella bonanza se extendió hasta 1897, año en el que ya se hablaba de construir un ferrocarril que comunicara a la ciudad altense con las regiones vecinas y la revista cultura “La Ilustración Guatemalteca” publicó un reportaje de lo avanzado que estaba el desarrollo de Quetzaltenango en ese momento.2
El gobierno de Reina Barrios contuvo las rebeliones, más por la incapacidad de los alzados que por méritos propios, pero en Quetzaltenango, al no lograr capturar a Morales, capturaron en su lugar a Juan Aparicio, hijo, y a Sinforoso Aguilar, a quienes el gobierno condenó a muerte. Debido a que Aparicio era muy estimado en Quetzaltenango, la sociedad altense suplicó a Reine Barrios que lo perdonara, a lo que éste accedió, pero su ministro de Gobernación, el licenciado quetzalteco Manuel Estrada Cabrera, se demoró en enviar el indulto por telégrafo, hasta que estuvo seguro que ya había sido ejecutado Aparicio, con quien tenía un conflicto por la empresa eléctrica.4
Fue hasta el 21 de julio de 1920, tres meses después del derrocamiento del gobierno de 22 años del licenciado Manuel Estrada Cabrera que en una reunión en la Villa de San Felipe, Retalhuleu, entre el Ministro de Fomento, ingeniero Félix Castellanos B., el Comité de reanudación de los trabajos del Ferrocarril de Los Altos, el Jefe Político de Retalhuleu, Carlos Quezada, y los ingenieros que estarían a cargo de la construcción del proyecto, se determinó que se adoptara el trazo hecho por el ingeniero S.S. Shaw, empleando un ferrocarril eléctrico para el tráfico de pasajeros y de carga, pues había un sobrante de fuerza disponible en la Planta Elétrica de Zunil en Quetzaltenango.8
De acuerdo a las estimaciones de los ingenieros Victor Cottone, el ya mencionado Shaw, Jorge Hartmann y Fernando Andros, la capacidad disponible de la planta eléctrica podía permitir el tranporte de ida y vuelta de más de ciento ochenta personas de carga por día. Basado en estos cálculos los allí reunidos decidieron solicitar al gobierno que creara un Comité Administrativo con personería jurídica y facultades amplias para la administración de fondos y celebración de contratos.
En virtud de aquella solicitud, la Asamblea Nacional Legislativa, creó un impuesto destinado a los tabajos del Ferrocarril de Los Altos el 23 de mayo de 1921:9
Decreto Número 1119
La Asamblea Nacional Legislativa de la República de Guatemala
Decreta:
Artículo 1.° Se establece el impuesto adicional de tres pesos sobre cada botella de aguardiente que se consuma en el país, proveniente de las centralizaciones y fábricas establecidas o que se establezcan, puesto que se destina exclusivamente para la construcción del Ferrocarril de Los Altos y cuyo producto se entregará mensualmente al Comité respectivo, por medio de la Tesorería Nacional.
Artículo 2.° Al finalizar los dos años contados desde el primero de julio próximo, fecha en que principiará a regir el presente Decreto, el expresado Comité del Ferrocarril de Los Altos rendirá un informe detallado a donde corresponde, relativo al estado de los trabajos, procediendo entonces la Asamblea Legislativa a fijar la forma de adquirir los fondos que falten para la terminación de la obra.
Artículo 3.° La inversión de los fondos respectivos así como la construcción de la obra, se hará por el Comité del Ferrocarril de Los Altos, de acuerdo con el Ministro de Fomento y conforme al estudio, planos y reglamentos que por este se hayan aprobado.
Artículo 4.° Alterminar el Ferrocarril de Los Altos, el expresado impuesto de tres pesos se destinará a la construcción de los ramales del Ferrocarril que unirán la ciudad de Quetzaltenango con los Departamentos de Totonicapán, Huehuetenango, San Marcos y Sololá.
Pase al Ejecutivo para su publicación y cumplimiento.
Dado en el palacio del Poder Legislativo: en Guatemala, a veintitrés de mayo del mil novecientos veintiuno.
Tácito Molina I., presidente
Filiberto Escobar, secretario
A. Velázquez, secretario
Palacio del Poder Ejecutivo
Guatemala, 8 de junio de mil novecientos veintiuno.